martes, 9 de junio de 2009

Eso que llamamos amor...


El amor es grande, engloba en él muchas maneras de querer y ser querido. El amor a veces araña, pica, escuece, pero la cura a ese dolor es más dulce que el algodón de azúcar. El amor te obliga a retarte a ti mismo, a preguntarte como de lejos llegarías por algo (o alguien). A conocer mejor a los demás, y sobretodo, a ti mismo. El amor es una ruta que nos cansa y nos empuja, un sendero que no puedes abandonar, que no quieres abandonar. El amor es suave como la última gota de un chaparrón, y a la vez intenso como el chocolate negro, como una mirada desesperada. El amor no tiene fronteras, somos nosotros quienes levantamos los muros. El amor nos hace soñar, reírnos a cada momento, analizar cualquier canción, buscando una explicación oculta a lo que sentimos. Sin amor, las personas seríamos cuerpos vacíos, simples marionetas, puzzles sin terminar. Como un bosque ardiendo, del que, poco a poco, no va quedando nada...